El sospechosismo sobre la ejecución…
El narco no ejecuta de esa forma…
En Michoacán cunde el incendio…
En Chihuahua durante el sexenio de muerte de Calderón, los chihuahuenses aprendimos, de la peor forma posible, como son y que significan las ejecuciones y los rastros que dejan los grupos del crimen organizado cuando asesinan a una persona.
Fue esa una experiencia que como sociedad, sin deberla, ni temerla, sin merecerla, la padecimos.
De igual forma, quienes recordamos muy bien esos años de terror y espanto, aprendimos por las declaraciones de los detenidos, cuanto costaba mandar asesinar a alguien, la impunidad y como habla asesinatos que nadie iba a aclarar y que solo pasarían a ser “una estadística más”.
Por eso muchos en aquellos entonces, hablaban con singular conocimiento de la diferencia entre una ejecución, un torpón o de un levantón. Y de solo conocer los pormenores del asesinato, saber a ciencia cierta si ese era un asunto “pasional”, una venganza, un cobro de cuentas, un ajuste entre grupos, etc.
Y esa información pasó a ser parte del “acervo” de muchos, pues la violencia de todos los días, nos obligaba a entender que pasaba en las calles, para tener claro donde estaba “caliente” y donde las cosas eran “normales”.
Pues bien, el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, se presta para el sospechosismo absoluto, de entrada, habría que establecer que los narcos no matan a lo pendejo, aunque así lo pareciera y cuando se presenta un crimen político, hay que plantearse las cosas de una forma distinta y lo primero que hay que preguntarnos, es, “a quien beneficia ese asesinato”.
Manzo era un activista, que ganó su elección por la ruta independiente y se estaba convirtiendo en un “hito”, pues en México no es nada fácil que un alcalde de una ciudad “mediana” alcance notoriedad nacional y él lo estaba logrando, señalando de forma puntual la falta de trabajo del Gobierno Federal en materia de combate al crimen organizado.
Se puede hasta decir, que Manzo hacía “lo correcto”, es decir, a manera de ejemplo podemos citar una de sus ultimas entrevistas, en donde al hablar sobre la presencia de los grupos cel crimen organizado en Michoacán, dijo: “Nosotros estamos muy preocupados por la situación que pasa en nuestro municipio y que pasa en todo el interior del estado de Michoacán. Hace unas semanas en un operativo se encontraron evidencias contundentes y pruebas de que operan grupos armados que están siendo entrenados dentro de esta actividad criminal de la delincuencia organizada, y también tenemos información, señalamientos de los mismos pobladores que muchos de estos integrantes son de nacionalidad colombiana y venezolana”.
Es decir, “hizo lo correcto”, no enfocó sus ataques a un grupo en especial, no los mencionó por nombre y apellido, solo habló de la situación que todo mundo entiende ocurre en esa entidad y en muchas otras del país.
Y cuando le preguntaban, que pedía, respondió: “Pues al gobierno federal que son las autoridades encargas de combatir este tipo de delitos. Hay que recordar que todo lo que se está encontrando, estas pruebas o evidencias pues son imágenes, video, de grupos paramilitares con armas de uso exclusivo del ejército, inclusive con material de guerra, y que se usan en las guerras como son los fusiles calibre 50, lanzagranadas. Hemos encontrado también pruebas de que hay drones que son utilizados para aventar explosivos en la guerra que tienen grupos criminales en la región”.
Y tras ello, agregó: “¿Qué es lo que pedimos? Pues bueno, que se utilice la fuerza del estado mexicano, de los centros de inteligencia, la fuerza financiera del país para poner orden y para poner límites a esos grupos que están transgrediendo la paz social y que están cobrando la vida de gente inocente”.
Insistimos, Manzo era “políticamente correcto”, no se enfrentaba él al narco, pedía la presencia del Gobierno Federal ante una situación insostenible para el ciudadano, para los empresarios, para los gobiernos locales que se ven rebasados por el poder de esos grupos.
Así que de entrada habría que establecer, claramente, que él no era enemigo de un grupo en especifico.
Dos, la propia presidenta Claudia, reconoció que había 14 agentes de la Guardia Nacional protegiéndolo 24-7, además de elementos de seguridad militar y su propio cuerpo de seguridad estatal y se los mataron en plena plaza pública y el actor material, “convenientemente fue ejecutado en el acto”. Así que no hay forma de seguir una línea de investigación sobre quien o quienes fueron los asesinos intelectuales.
Al momento de platicar sobre el tema con quienes han recibido instrucción de combate y que saben, de lo que son los operativos de seguridad y esas cosas, lo dicen muy claramente, “cuando el narco ejecuta, lo hace dejando “la marca de la casa”, fusiles de asalto, ataque en un despoblado, es el ataque de un comando, para que todo mundo sepa quienes son, un levantón y luego hacer que la víctima participe en un video para enviar el mensaje claro”, así lo explican ellos, pero este asesinato hace recordar el de Colosio y claro en lo internacional el asesinato de Lee Harvey Oswald, quien “fue puesto”, para que un mafioso de baja monta lo ejecutara y así asegurar el silencio sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy.
Insistimos, Carlos Manzo se estaba convirtiendo en una voz nacional y de pronto, lo asesinan y así como surgió la explicación cuando asesinaron a Colosio, de inmediato desde el sector oficial, salieron a decir, “fue el narco, un asesino solitario”, claro, con Colosio “la verdad histórica” fue “un asesino solitario y fueron los dinos” y asunto olvidado.
Los francés, como maestros de las novelas de intriga pasional, en esas historias, cuando se presentaba un crimen, el investigador principal de inmediato decía: “Cherchez la femme”, expresión que significa literalmente “busca a la mujer”, pues era la forma de señalar que era un crimen pasional y que forzosamente había una mujer en medio de todo.
Los escritores ingleses y los gringos, cambiaron la frase, pues ellos son menos dados al crimen pasional, que es “cuestión latina” y por eso, en las series policiacas y en las películas y libros, la frase que los investigadores usan, es, “follow the money”. El caso es, que la experiencia en está América Latina de gobiernos corruptos, de intereses pensados en las elecciones, es la que hace que cuando se presenta un crimen de ese tipo, de inmediato se pregunte, ¿a quien le conviene?
Y de pronto, todos los caminos conducen a Roma…
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Y mientras la 4T monta una narrativa donde llama “carroñeros” a quienes señalan la necesidad urgente de que el Gobierno asuma su responsabilidad, en Michoacán, cunde el incendio político, con manifestaciones en alcaldías y en el propio Palacio de Gobierno de Morelia, con pintas en las calles que dicen, “Manzo no murió, fue asesinado por el Gobierno”.
Y a los manifestantes no les basta con que la 4T entera salga y les diga que la culpa es de Calderón, que Manzo tenía seguridad, que fue el narco, nada de lo que digan bastará, hasta que los michoacanos no vean “y sientan al gobierno en las calles”.
La 4T está ciega, sorda y ataráxica, no entiende que no son los medios los del problema, que no lo van a resolver enviando mas becas y que tampoco se resuelve con bots y campañas en redes sociales.
Y el colmo es que los que protestan en las calles, se sienten ofendidos cuando los identifican como panistas, como priistas, como cualquier otra “ista”, son ciudadanos encabronados y el hartazgo es algo sumamente difícil de manejar, pregúntenle al PRI y al PAN en las ultimas dos elecciones presidenciales, en donde el ciudadano les demostró que todavía en el 2024 seguía sin creerles.
Los que saben de como inician las revoluciones lo dicen muy bien, “no hay nada que prenda más a un pueblo que un mártir” y si el Gobierno, cierra los ojos y no hace lo necesario, todas sus acciones serán mas gasolina para que el incendio cunda. Al tiempo…
La entrada La jiribilla Por. Cesar Luis Ibarra se publicó primero en LaVozDelDesierto.mx.
